Originariamente el hostal infantes era una casa en ruinas que acabo siendo comprado por Manuel Sánchez Ramírez y Palmira Fernández Escobar.

Cuando el edificio se compró; la idea principal que tenían de esta inversión era la construcción de un Hostal, debido a la atracción de turistas por la cultura e historia que posee Toledo.

Al principio el hostal contaba con 11 habitaciones, una terraza y un hermoso patio en la planta baja.

Al construir el patio, los dueños decidieron rememorar  la cultura de las antiguas civilizaciones que habitaron en Toledo con un estilo andaluz, gracias a la combinación de distintos colores y a la decoración del lugar que consiguieron dar esa impresión.

El patio es una herencia muy prevalente en la ciudad española de Toledo.

El calor del verano, las calles muy estrechas y las proximidades de las casas en el casco antiguo  de Toledo facilitan la necesidad  de una evasión con luz natural y aire libre del frescor de sus plantas.

Con el tiempo Manuel recibe como herencia la casa donde habitaban sus padres, ubicada a un lateral del hostal, que en el 2018 se convirtió en la parte nueva del hostal, gracias a la idea de ampliar el local ocupando la antigua casa para añadir 7 habitaciones más.